Después de un largo día de teletrabajo, Valentina descorcha una botella de vino tinto para poder desconectarse del día. Se sirve una copa, se sienta en su sillón y entra en un modo de absoluta autoconciencia: “Lo hice– piensa- terminé el día y me aplaudo por eso”. Para Natalia, la historia es más bien distinta, espera a sus amigas con un vino blanco y está deseosa de probar la última receta que guardó en Instagram: un video donde mezclan una gaseosa blanca, frutas y vino. Quiere sorprenderlas, reírse un rato y no encuentra nada mejor que conectar ese momento desde la frescura y la versatilidad que el vino le da. Mientras tanto, en el living de Rocío, hay una cita. Para ella el vino es romance, profundidad, por lo que guarda esa ocasión para acompañar momentos más bien íntimos. Servir una copa es dejarse llevar por la suave fluidez de una buena conversación y conexión con el otro. Camila, por otro lado, se ha encargado de entender el rubro y vivir la experiencia del vino desde el conocimiento. Tiene decanters, cavas y aireadores y sabe perfectamente maridarlos y así involucrarse en el tema con alma, cuerpo y mente.
¿Podrías mirar tu experiencia con el vino a través de nuestras chicas? Tal vez es muy presuntuoso asumir que ellas son el reflejo exacto de las mujeres del gran universo de mujeres que lo beben, pero ¿reconoces en ti una mezcla entre Rocío y Valentina? o ¿algo de la pasión de Valentina? Bueno, si tu respuesta es un sí rotundo o un “no, amiga” hay algo que tu respuesta tiene en común con la realidad: Cada vez está más claro que las mujeres sí toman vino, y que ellas viven en la libertad de elegir qué tomar, cómo y cuándo.
De hecho hay estadísticas que hablan por sí solas. Un estudio realizado por la Corporación Vitivinícola Argentina, reveló que entre las mujeres y hombres que consumen bebidas con alcohol, el porcentaje que consume vino es un 61% mujeres y 73% hombres. ¿Qué tal? La diferencia no es abismal. Además, se revela que las mujeres prefieren un 42% beber vino tinto y en un 29% otros vinos (blancos, rosados, espumantes). Adiós mitos sobre nuestra mala relación con el tinto.
Aquí sólo se revela una realidad: las mujeres definitivamente tomamos vino y, a la verdad, lo disfrutamos en momentos multicausales: desde espacios propios, hasta un ejercicio de disfrute, intimidad y empoderamiento. Hasta hemos encontrado la manera de disfrutar su versatilidad creando nuevas maneras de tomarlo, lejos de seguir los esquemas de consumo habitual. Seas una Rocío que toma vino como por romance, o una Valentina como ejercicio de autoconsciencia, una Natalia bebedora de vino social o una Camila conocedora del mundo vinícola. ¿Qué buscas tú cuando descorchas una botella? Salud.