Antónia Adelaide Ferreira
Cada vez que las mujeres se han abierto paso en la industria vinícola, la sociedad ha sido testigo de enormes avances, mejoras e innovación en el mundo del vino. Visibilizar las historias de mujeres que se atrevieron a implementar nuevas técnicas, liderar viñedos, generar nuevos negocios, experimentar con nuevas cepas en medio de una época donde los hombres se llevaban la exclusividad de trabajar en el rubro, es clave para seguir inspirando y motivando a las mujeres hoy a seguir adelante con sus proyectos, como lo hizo Antónia Adelaide Ferreira, en Portugal.
Escribir de “Ferreirinha”, como cariñosamente le decían, es destacar el impresionante balance que demostró tener como exitosa empresaria en una de las primeras y más importantes regiones vitivinícolas del mundo – Duero- y su profundo sentido de la filantropía, al demostrar su conciencia social y espíritu generoso hacia la comunidad, lo que la llevó a convertiéndose en un fuerte símbolo de empoderamiento y altruismo.
Nació el 4 de junio de 1811 y fue heredera de una familia acomodada en la región del Duero, tuvo que asumir el liderazgo en el cultivo y producción del Vino de Oporto a sus 33 años, después de la muerte de su esposo. Su principales biógrafos, la describen como una mujer sencilla, de campo que cumplió la misión de administrar sus viñedos con brillantez, revelando una extraordinaria vocación empresarial. De hecho, a ella se le atribuye la gran calidad que adquirieron los vinos portugueses.
Pero no todo fue fácil para Antónia Adelaide Ferreira. De hecho, tuvo que sobreponerse a una plaga que amenazó con empeorar la calidad de los vinos y provocar drásticas reducciones en la producción, pero ella supo responder con firmeza. Además, su fortuna y crecimiento, despertó la codicia de un importante duque de Portugal, quien incluso llegó a hostigar a Antónia. Sin embargo, a través de la investigación, Ferreirinha se atrevió a desarrollar nuevas plantaciones de vid y obtener grandes adquisiciones de tierras, llegando a poseer 30 viñedos productores de vino.
Antónia murió el 26 de marzo de 1896 y miles de personas asistieron a su sepelio. Se cuenta que mientras pasaba el féretro, hombres y mujeres se arrodillaban dándole homenaje a la mujer que les había dado trabajo, salud y la consolidación del valle del Douro, como uno de los terrenos vinícolas más importantes de la época.
Así como la “Ferreirinha” hay otras mujeres que a lo largo del tiempo han impactado el mundo vinícola con sus propuestas y aportes. Si quieres estar al tanto de sus historias, suscríbete a nuestra página y no te pierdas los próximos artículos.