Meditando la vida con una copa de vino

Imagínate ese momento en que terminas un largo día de trabajo y sabes que una copa de tu vino favorito estará ahí para hacerte compañía mientras conversas con una amiga, ves una película o lees un libro, pero ¿has pensado en tomar una copa de vino enfocando tu atención en la experiencia misma de tomarlo?  Bueno chicas, ha llegado la hora de presentarles esta nueva práctica que acompañada de una copa de vino se convertirá en un momento único de tu día, lleno de meditación y mindfulness. ¿Algo mejor?

Por dónde se empieza. 

Si ya has ido desarrollando tu sentido sommelier, quizás no sea nuevo para ti saber que el vino se experimenta de diversas maneras: en el paladar, en su color, en su aroma; pero aun así no siempre nos servimos una copa con el objetivo de dejarnos envolver por esta experiencia inmersiva y de contemplación. Esta es una invitación a probar el vino de una manera nueva, consciente, experimentándolo con todos los sentidos para conectarte contigo misma y desde donde el vino viene: la tierra.

1. Antes que todo: respiración.

Vamos al grano. Si no sabes cómo ser consciente de tu respiración para guiarla de una manera que te provoque calma y atención, Netflix tiene ejercicios prácticos ideales para ti. Sólo busca “Meditaciones guiadas” y te encontrarás con una guía en tiempo real para que puedas enfocarte en tu respiración. Relájate. Sigue las instrucciones y enfócate en el mismo momento que tu cuerpo inhala y exhala. 

2. Descorcha con plena consciencia.

Como si fuera un momento ceremonial, siente lo que está pasando mientras descorchas el vino. Siente el vidrio, el peso, la temperatura; observa el color, los sonidos. Toma plena conciencia de los aromas, incluso antes de tomar un sorbo. Reflexiona sobre todo lo que se ha involucrado en la producción de lo que estás a punto de beber, desde plantar las semillas y cosechar hasta fermentar y embotellar, sin juzgar tus pensamientos. Sólo contémplalos.

3. Recuerda: no es un ejercicio de cata, es un ejercicio de conciencia y disfrute.

Respira. Aprecia tu vino. Aprecia ese momento. Lleva la copa a la nariz y respira dentro de la copa. Prepárate para una explosión de aromas; sin tratar de identificarlos o cuestionarlos. Solo siéntelos. Este tiempo se trata de disfrutar el momento que te regalas a ti misma y cómo esto te  lleva a una noble gratitud. 

¿Qué tal? No es difícil. Sólo requiere tu atención. Y es así como el vino y la meditación están al servicio de nuestra salud mental. ¡Salud por eso!

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